La Real golea camino a Europa a un Valladolid que sigue vivo

Marcándole cuatro goles en 34 minutos, la Real Sociedad le expidió al Valladolid en la primera parte su certificado de defunción a la vez que empezaba a tramitar su pasaporte para Europa. En un partido sin historia porque el conjunto pucelano compareció con el cartel de condenado a muerte colgado sobre el cuello, Anoeta se limitó a ejercer de testigo mudo de dos historias antagónicas que ayer se concretaron en toda su expresión en la penúltima jornada de Liga. Unos, la Real, jugarán en Europa; otros, el Valladolid, se pueden ir a Segunda tras tres temporadas en la máxima categoría. Ambos, en cualquier caso, tendrán que esperar ya que ni la Real pudo certificar su quinta plaza ni el Valladolid descendió matemáticamente y llegará vivo a la última jornada.

Los cinco primeros minutos en los que el Valladolid se hizo con el cuero, jugó en campo rival con aparente mayor intensidad e incluso rozó el gol con una falta a pie cambiado que provocó un embrollo en el corazón del área pequeña de Remiro fueron un espejismo. Lo que tardó la Real en armar una transición fue lo que tardó en desmoronar al Valladolid como un castillo de naipes. La velocidad de Isak hizo estragos en la desastrosa zaga castellana, blanda y dejando unos espacios siderales entre sí. La Real no tuvo sino aplicar su calidad técnica para, de forma cartesiana, fabricar cuatro goles en apenas 34 minutos.

Las tres primeras llegadas de la Real fueron gol. Isak anotó en el 5’ con un disparo raso con rosca dentro del área al palo largo tras un pase de Silva, el sueco dobló su marca con otro chut cruzado tras un envío en profundidad de Oyarzabal y Silva, antes de la media hora, puso el 3-0. La pasividad de la zaga en la jugada retrata la poca fe del Valladolid en Anoeta. El canario sacó rápido una falta a la altura del banquillo pucelano y le dio tiempo a llegar al área para marcar definiendo fuerte por arriba. Pese a que había seis defensas, el canario recibió y remató con una sencillez impropia de jugar ante un rival que se juega la vida. Por si faltaba poco, otro movimiento al espacio de Isak acabó en penalti de Olaza que, transformado por Januzaj, firmó una de las mayores goleadas de la historia de Anoeta al descanso y dejó la cuestión resuelta, a expensas de lo que contara el transistor.

Con semejante panorama, huelga decir que la segunda parte se jugó a título de inventario, a excepción de para futbolistas como Portu que llevan la competitividad en la sangre. Ingresado en el descanso, marcó el quinto a los cinco minutos de pisar el césped pero se lo anularon por fuera de juego milimétrico. Al Valladolid le faltaron ánimos y energía para incluso buscar el gol de la honrilla y lo más destacado del choque fue alguna refriega propia de estas situaciones cuando el equipo que está abajo tiene los nervios a flor de piel. Ni siquiera en una situación tan favorable como un dos contra el portero que tuvieron Plano y Weissman marcaron. El primero, sin confianza, no definió, le cedió el balón a su compañero dando tiempo a Le Normand para que se cruzara.

El premio llegó al final con un tanto de Marcos André en el minuto 81 al cabecear en el área un centro al segundo palo, un poco tarde para un Valladolid que, en cualquier caso, tiene un hilo de vida de cara a la última jornada.www.camisetasbaratas2022.com

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